martes, 3 de diciembre de 2013
LO QUE FALLA EN EL MUNDO
Cuentan
de G. K. Chesterton que cuando el diario The Times lo invitó, junto con otros
autores eminentes, a escribir ciertos ensayos en respuesta a la pregunta “¿Qué
es lo que falla en el mundo?” su contribución tomó forma de carta:
Dear Sirs,
I am.
Sincerely yours,
G. K. Chesterton
Que
en castellano vendría a ser más o menos:
Apreciados Señores,
Yo.
Les Saluda atentamente,
G.K. Chesterton
El
“príncipe de las paradojas” fue capaz de sintetizar de esta forma tan
particular lo que, en el fondo, es la respuesta bíblica.
¿Qué
falla en el mundo? ¿Dónde está el problema? Son preguntas a las que toda forma
de pensamiento debe dar respuesta. Todos tenemos la sensación de que ha habido
alguna clase de “fractura”, y seguro que nos hemos preguntado alguna vez porqué
las cosas en nuestro mundo no son como deberían ser.
Como
dijo Jesús, buscar fuera de nosotros mismos no nos dará la respuesta, sino que
es de nuestro corazón que proviene toda clase de injusticias (Mateo 15:19)
Sólo
el Evangelio va a la raíz del problema y produce un cambio en nuestro interior
que tiene consecuencias en el exterior. Los problemas siempre suelen ser culpa
de otros, nuestro dedo enseguida señala hacia los demás. Pero el Evangelio nos
hace realizar un duro, pero en el fondo realista, ejercicio de autocrítica. Es
verdad, somos más pecadores de lo que creíamos… pero cuando aceptamos esa
verdad Jesús nos sale al encuentro para decirnos que también somos más amados
por Dios de lo que creíamos.
(Tomado
de un blog no católico)